¡Alarma! Ya es navidad…!

Reynaldo Álvares Millán.
Consultor Gerencial.
rhalvares@gmail.com

¡Alarma! Ya es navidad. Arrecian los compromisos. Nuestra habilidad para fingir se pone en función alerta. Aumenta la ansiedad al ritmo de la inflación. En navidad el consumismo nos mata. No hay escapatoria. Nuestro perfil social responde a los estímulos preponderantes de fechas tan solemnes. Como perros de Pavlov. Relaciones máscara a máscara aumentan y proliferan durante la segunda mitad del mes de diciembre. No importa el año. Siempre dependientes de la imagen proyectada en los demás.

Crece la conexión y hasta la implicación, pero no los compromisos fuertes ni hondos. Sentimientos más superficiales que profundos. Muchos nexos y pocos vínculos. Estar juntos para estar distantes después. Sin embargo, todos atesoramos experiencias memorables, increíbles u olvidables asociadas a la navidad.

La navidad es algo más que religión; que la reposición de El Cascanueces en las óperas más floridas de la tierra; que el árbol con bolas, una flor de pascua y muchos brindis con copas que no han sido fabricadas precisamente en cristal de bohemia; la navidad es algo más que:

  • que el aguinaldo y la paga extra; que el sms en cadena enviado con el mismo patrón a todos los miembros de la agenda del móvil, si uno no es muy original;
  • que botellas de champán descorchadas y copiosos festines;
  • que controles de alcoholemia;
  • que solidaridad postiza; que alegrías y tragedias familiares;
  • que una sucesión de resacas incontroladas;
  • que una seda de colores estridentes, gorritos de Papá Noel y baile de sociedad;
  • que una postal de Unicef con una frase vacía e hiriente que ya has leído muchas veces en muchas partes;
  • que iluminación multicolor, villancicos y regalos envueltos en papel barato;
  • que encuestas acerca de lo que se gastará el ciudadano medio en cuestión de días;
  • que falsos deseos y felicitaciones muy mal enmascarados;
  • que portales de Belén, estrellas y neones callejeros.

El planeta se confabula muy ciertas veces al año para estigmatizar a los que por decisión o imposición se encuentran solos. Y la navidad es el paradigma, el fundamento último de conjuras mezquinas tales. La soledad es una enfermedad social cancerígena de origen incierto y de dudosa erradicación mediante métodos tradicionales. Pero, paradójicamente, el rumbo de la navidad nos vuelve sensibles y solidarios. La navidad cura. Acerca a los que están solos. Si ellos quieren. Si se dejan. Cuán feliz no sería la comunidad planetaria en su totalidad si las navidades fueran una fiesta de periodicidad mensual. Claro, que no habría bolsillo -por poco castigado que estuviese- que lo resistiera.

La navidad es un fenómeno de interconexión, no sólo familiar, que acalla o acentúa efímeramente las inquietudes o las voces de aislamiento. Dispuesta a mitigar -con mayor o menor fortuna- la soledad de las grandes ciudades, el hiperindividualismo, la muchedumbre solitaria, las mónadas sociales. La navidad es la exaltación de la compañía y la felicidad de dudosa autenticidad. Es el sucedáneo de la felicidad más logrado que existe. Una felicidad de atrezzo. Personas que se apiñan sin placer; gente que de otra manera no se aguantaría demasiado cerca. Relaciones ahumadas. En el fondo, siempre estamos solos. Pobres o ricos, sanos o con hernias.

Las personas que se encuentra lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades y que no tienen la posibilidad de volver a casa en estas fechas pueden desarrollar este trastorno, sobre todo porque pensarán en lo solos o lejos que están y no aprovecharán lo que les brinda su nueva ciudad para pasar las fiestas. Igualmente es una forma negativa de vivir una realidad, eligen pensar en negativo cuando podían hacerlo en positivo. Es hora de que empecemos a pensar en disfrutar de las nuevas posibilidades, aunque al principio nos parezca que no las encontramos por ninguna parte!.

La idea de felicidad, lujo y fantasía que aparece en los medios de comunicación no tiene nada que ver con la realidad que viven muchas familias con problemas, ya sean económicos, personales, laborales, de pareja, etc. Especialmente en este momento de crisis económica. Debemos tener en cuenta que nuestra realidad es muy distinta, aunque no por ello peor. Cada uno tendremos que adaptarnos a nuestras posibilidades y disfrutar de la Navidad de la mejor manera posible. El lujo es para los que pueden permitírselo. Cuando tenemos una gran falta de recursos tendremos que echar mano de la imaginación para hacer que los nuestros disfruten, no todas las cosas se consiguen con dinero. El pasar la noche juntos viendo la televisión o jugando a un juego de mesa hará que los nuestros pasen una bonita noche, solo con cambiar el menú y variarlo con algo nuevo será suficiente para festejar cualquier cosa. Una cena especial no tiene porque ser una mesa llena de  lujos.

Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz

FELIZ NAVIDAD….!

Acerca de Reynaldo Alvares Millan

Profesional que aplica coaching a aquellas personas que quieren realizar un cambio en su vida a través de su propio desarrollo personal positivo, que siempre comienza a nivel interno y sea capaz de conseguir sus objetivos al hacerse consciente de sus creencias, sus valores y su entorno.
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